Cuando las cosas suceden, ¿ocurren por alguna razón? Es lo que nos decimos a nosotros mismos para tratar de convencernos de que no tenemos la culpa, que no hemos hecho nada para merecernos lo que nos pasa.
Cuando estamos totalmente convencidos de que las cosas no nos afectan es cuando estamos bien. En el momento en el que una pequeña parte de nosotros se derrumba, dejamos al descubierto nuestra mayor vulnerabilidad.
El sentimiento es algo que aflora por todos nuestros poros, no podemos controlarlos y solemos tender a dejarnos llevar por ellos...
¿Cuántas cosas tienen que pasarnos para aprender de neustros errores y de experiencias anteriores?
Y ¿por qué aún así seguimos manteniendo alta la expectativa de que tiempos mejores vendrán?
Sólo somos capaces de valorar las cosas buenas que nos suceden en la vida cuando tenemos una mala racha.
Somos incapaces de ver más allá de lo que nos pasa en el preciso momento en el que estamos viviendo. Por mucho que tratemos de convencernos o que traten los demás de convencerte de que las cosas cambiarán, no te das cuenta hasta que una parte dentro de ti se calma y decide estar bien de repente.
Aún así, incluso cuando llega ese momento en el que te sientes llena de algo que normalmente te falta en el pecho, cuando te llena una tranquilidad que te augura que todo está bien, a veces, cuando somos conscientes de lo que nos está pasando, nnuestra mente nos traiciona y nos baja de la nube haciendo que pongamos los pies en la tierra de golpe y sumiéndote de nuevo en esa realidad que te envuelve. Esa realidad de la que quieres escapar porque piensas que antes, en algún momento de tu vida que no es el que estás viviendo, sonreíste.
La vida te sorprende de vez en cuando, cuando cambia radicalmente, cuando da un giro y entonces todo marcha bien, no hay nada que pueda estropear eso. O eso piensas...
Cuando las cosas vuelven a torcerse y cuando ves que la historia se repite, o cortas de raíz o permaneces, porque piensas que todo puede volver a cambiar de nuevo, porque la vida puede volver a sorprenderte. Porque sigues manteniendo la fe y la esperanza...
En ambos casos, comprendes que las cosas no suceden por ninguna razón, simplemente suceden.
Cuando te das cuenta de eso, quieres autoprotegerte para que no vuelvan a dañarte las pesadillas que anteriormente te atormentaron.
Piensas que las cosas son así y así serán hagas lo que hagas para intentar cambiarlas. Cuando el destino toma un rumbo, por mucho que no te guste, por mucho que te resistas a él, no lo podrás cambiar. O bien te dejas llevar por él, o bien decides bajar de la cadena que te guía y agarrarte a otra distinta.
Cuando decides autoprotegerte, crees que vas a estar bien y que ya nada volverá a hacerte daño.
Que te conviertes en alguien autosuficiente, capaz de controlar tus propios sentimientos, pero lo que no ves venir en ese momento es que ellos te controlan a ti. Es lo de siempre.
Que por mucho que creas estar bien, cuando una parte dentro de ti se abra lo más mínimo, todo tu interior quedará de nuevo al descubierto, y por tanto, te darás cuenta de que es imposible mantenerte a ralla de lo que más te afecta.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón. Quizás sea inquebrantable, quizás consiga no volver asufrir, pero a costa de pagarlo con los demás, sacándolos de mi vida y manteniendo las relaciones superficialmente, para que al no llegar a profundizar, no puedan volver a hacerme sentir que caigo de la nube.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón. Quizás sea vulnerable y de nuevo vuelva a caer, aún no sé hacerlo sólido, no es estable, y en ocasiones, cuando lo refuerzo, viene una simple ráfaga de viento que lo destruye y cuesta más volver a empezar.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón. Sólo espero que algún día sea lo suficientemente fuerte como para hacerme valorar las cosas en su justa medida sin que deje que me afecten. Que ese muro sea la barrera suficiente como para cambiarme y no dejar que un simple viento me derrumbe. Que esa valla mantenga al margen los estados de ánimo en los que me dejo caer profundamente y de los que no es fácil salir.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón. El cuál sólo espero que tú sepas saltar sin romper y así no dejarte escapar.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón. Al cual, espero, no le harás daño si te vas.
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor de mi corazón...
A día de hoy, estoy construyendo un muro alrededor...
A día de hoy. estoy construyendo un muro...
A día de hoy...
E.
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