domingo, 16 de enero de 2011

Tartarus

Pasaba los días lamentándome
(...)
Allá por donde iba, una rara melancolía
Rozaba mis entrañas pensando en todo lo que perdía.
(...)
Vivía sin cesar de esta manera el día a día
Dejando todo atrás, mirando hacia otro lado para no enfrentarme a lo que debía.
Cansadas de mis decisiones
Las Parcas cumplieron mi destino,
Cortaron mi hilo antes de tiempo sólo por diversión
pues creyeron que en el inframundo estaría mucho mejor
y que allí aprendería el verdadero sentido de culpabilidad y sumisión.

Descendí al Tartaro más profundo que podáis imaginar,
Pagué a Caronte para en su barca la laguna Estigia poder cruzar,
Veía los cadáveres en sus turbias aguas intentar trepar,
Agitaban la barca que por mis ruegos no llegó a volcar.


Al llegar a tierra firme, comprobé que era árida sin igual,
como la mezcla de mil desiertos en mil días sin nocturnidad.
Intenté atravesar los nueve círculos de Dante,
Al igual que él, llevaba a Virgilio como ayudante.
Me apiadé del Limbo, pero dejé allí a esas personas, por miedo, al instante.
Temí no avanzar más del segundo círculo,
Pues allí castigaban a las almas pecadoras y los lujuriosos.
Allí conocí a Dido, en mis manos tuve tan bello rostro
que me apiadé de su final desastroso.
Me enfrenté a Cerbero, que con ladridos humeantes
frenaba mi paso al siguiente nivel sin opción a calmarle.
Cuando vi a Orfeo, le pedí ayuda con el can sin miedo.

En el cuarto círculo me criticaron de avaricia,
pues en vida lo quise tener todo y para ello no controlé con pericia.
Avancé a lo largo del quinto, con gran pesar en mi conciencia,
pues sabía que en ese mismo me tacharían con la pereza.
Superé a las furias, pues atacan a los asesinos y yo no pecaba de crimen,
por lo que no supusieron venganza contra mí ni contra nadie mientras que no las timen.

A los soberbios y los envidiosos dejé atrás,
Pues ninguno de los dos me vio llegar.
En cuanto a los herejes que veía abrasados,
Me cuidé de agachar la cabeza y mirar hacia otro lado.
Crucé a nado el Flegetonte, ríos de sangre hirviente
que bandidos, criminales y violadores derramaron en su anterior vida malviviente.
Pasé al lado de los violentos,
Cuyos cuerpos castigaban las Harpías.
No miré fijamente, pues observaban que las veía.
Asustada seguía mi camino, pues al octavo círculo conducía mi destino.
Allí me detuvieron un instante, pues imaginaron que una hipócrita acudía incensante.
Con gran pesar me dejaron pasar, pues Virgilio una vez más consiguióme librar.
Finalmente el octavo dejé atrás y cruzando el ancho foso que los separa al noveno fuimos a parar.
Aquí estaban los traidores, cuyas lágrimas eran congeladas,
impidiendo así el último desahogo que les permitía esas gotitas heladas.
Asombrada estaba cada vez que un nivel avanzaba,
de la crueldad de aquel lugar
que castigaba con malicia sin cesar.
En el noveno vi Titanes, Gigantes y conspiradores,
Que de menor a mayor
conducen el camino hasta el Infierno más profundo donde destaca el gran traidor.
Aquel que una vez tuvo alas, aquel que cayó y se lastimó.
Un ángel que fue divino y ahora es muy diferente su destino.

Cuando Virgilio sola me dejó, pues su parte del viaje había cumplido,
ya no tenía miedo, pues era hora de afrontar mi sino.
Ante Él me situé y mi sentencia y castigo esperé,
Pues comenzó a enumerarme mis pecados.
Cada vez temía más por el trágico final,
ya sólo me quedaba por conocer cuál sería mi condena
que ahuguraba mi viaje al Tartarus,
y si podría tener ayuda como Ariadna ayudó a Teseo con el Minotaurus.
Cuando acabó de valorar mis hechos,
Ocurrió una cosa que jamás preví.
No estaba hecha para quedarme allí,
había sido todo una lección que aprender debí.
Tendría que revivir mi vida
y saber cómo sobrevivir.
Porque cuando me diese cuenta de que se te puede acabar en un instante
desearía tener ganas, sin importarme lo instrascendental, de vivir.
Había superado los nueve círculos de averno,
Había visto los peores castigos para los peores pecadores
Había imaginado pasar la eternidad en aquel lugar
Y al final, es que me echaron del infierno
porque me faltaban pecados que realizar.
E.
Fuentes, idea sacada de: Dante, La Divina Comedia.





5 comentarios:

  1. creo recordar que el octavo círculo tenía 10 fosas..
    yo deberia quedarme en la primera de ellas ya que castiga a los seductores. En ella el castigo es el de ser golpeados por latigazos toda la eternidad..pero si por seduciros tengo que ser castigada es un precio que asumire pues no dejare de hacerlo..no en vida..
    En cuanto a ti..no creas que te vas a escapar asi como si nada..no..creo sinceramente que tu lugar en la septima fosa del octavo circulo. En la fosa séptima si no recuerdo mal, los ladrones son castigados con sus manos atadas por serpientes. Estos animales son el símbolo de la maldad ya desde el genesis donde a Adan y a Eva se les aparece el mismisimo demonio con esta forma..

    vos sabreis lo que me habeis robado para merecer tal castigo por toda la eternidad..

    aparte d todo..el texto es es-pec-ta-cu-lar..
    he visto hasta a caronte remando por el inframundo y tus ruegos para que no se volcara la barca..increible..
    adoro como escribes..y escribo cuanto te adoro..
    ttk

    P.

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  2. Has echo tus deberes :P jejeje
    Sí, es cierto que algunos de los círculos tienen varias fosas, pero me parecía que me quedaría demasiado largo y decidí resumir, total la idea la saqué de Dante, pero no es exactamente su mismo infierno.
    Me alegra que te gustara, trabajo me costó :P

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  3. Sencillamente impresionante, casi pude sentir el calor sofocante y la agonía de un camino por el infierno sin saber donde acabarás...
    No tengo palabras... Me ha encantado

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  4. Muchas gracias, d vdd, valoro muxo vuesttras opiniones, me llevó tiempo hacerlo y el hecho de que guste me recompensa enormemente. =)

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  5. Me ha encantado sobretodo cuando dices:Me enfrenté a Cerbero, que con ladridos humeantes
    frenaba mi paso al siguiente nivel sin opción a calmarle. he podido sentir como si Cerbero ladrara a sido impresionante

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