Y de nuevo me voy a aquel lugar, mi lugar, donde consigo refugiarme y ser feliz...
domingo, 29 de mayo de 2011
jueves, 26 de mayo de 2011
Noite
He tenido un minuto
y me he asomado a mi balcón.
La noche cae sobre el pueblo,
las farolas lejanas alumbran la calle,
las más cercanas nos inundan con la oscuridad,
las calles parecen moradas de fantasmas.
Una suave brisa refrescante en una bochornosa noche
anuncia con su aroma la llegada del verano;
y mientras todo eso acontece,
mientras yo observo la nocturnidad sucederse,
mientras me pregunto ¿qué hago yo aquí?
El pueblo duerme,
duerme y espera a otro día,
otro día donde la vida sigue, mi vida,
que no se estanca nunca
porque el tiempo no deja de correr,
tiempo, sólo el tiempo me llevará con él,
al cambio, al nuevo día, a mi nueva vida
allá donde nada se detiene ante él.
y me he asomado a mi balcón.
La noche cae sobre el pueblo,
las farolas lejanas alumbran la calle,
las más cercanas nos inundan con la oscuridad,
las calles parecen moradas de fantasmas.
Una suave brisa refrescante en una bochornosa noche
anuncia con su aroma la llegada del verano;
y mientras todo eso acontece,
mientras yo observo la nocturnidad sucederse,
mientras me pregunto ¿qué hago yo aquí?
El pueblo duerme,
duerme y espera a otro día,
otro día donde la vida sigue, mi vida,
que no se estanca nunca
porque el tiempo no deja de correr,
tiempo, sólo el tiempo me llevará con él,
al cambio, al nuevo día, a mi nueva vida
allá donde nada se detiene ante él.
domingo, 15 de mayo de 2011
Hope & Faith, lo último que debe perderse.
Aquella noche salí con unas amigas a tomar unas copas, había estado todo el día pensando en esa noche y las ganas que tenía de conocer a alguien con quien pasar un buen rato, quién sabe, tomar algo, hablar un poco, soltar unas risas y si la ocasión era propicia...¿Por qué no divertirnos un poco?
Fuimos a ese local tan guay de la ciudad en el que la mayoría de los que van buscan ligue o quieren pillar algo para esa noche, puede parecer algo desesperado, pero en ese momento lo estaba.
Hace un de días me encontré con mi ex, me contó que está de fábula con su nueva pareja, que estaba mejor que nunca y que era la mejor persona que había conocido nunca (a mi eso no dejó de sonarme a reproche).
No pretendía conocer a alguien para olvidarla ni para restregarle que yo también era capaz de seguir adelante, tan sólo buscaba a alguien con quien sentirme bien, aunque fuera por un rato, sé que sonaba mal dicho así, pero necesitaba hacer eso para demostrarme que yo también podía salir adelante.
Al entrar en el local, mis amigas y yo nos pedimos unas copas y empezamos a bailar y a hacer el tonto como siempre, estaba entretenida, pero yo me impacientaba cada vez más al ver que esa noche podría acabar como las de los últomos meses, sola en mi cama con mis pensamientos de una vida mejor con alguien.
Pasado un rato, un camarero se acercó a mi y me dio una copa, me dijo que era cortesía de la chica de la barra. Sorprendida, miré hacia donde me señaló el camarero y vi a la chica más guapa de todo el local.
- ¡Espera! ¿seguro que no es un error? - le dije al camarero.
- Para nada, tu eres Dylan ¿verdad? - dijo él.
- Sí, ¿me conoces? - pregunté.
- Yo no, pero esa chica parece que si. - contestó él.
Yo estaba más intrigada que nunca, miré hacia ella, levanté mi copa en señal de agradecimiento y bebí un sorbo. Dios...era preciosa, y yo estaba aquí pensando de qué me conocería mientras ella esperaba en la barra.
Al cabo de un rato observé cómo se alejaba de la barra para salir del local. Me sentí estúpida al no haberme acercado antes, así que acabé la copa y me dispuse a seguirla. Mis amigas estaban demasiado ebrias ya como para darse cuenta de algo, por lo que me largué sin decirles nada, ya les daría explicaciones, de momento no iba a permitir que aquella chica se escapase.
Notaba mi corazón latiendo con fuerza en el pecho, la busqué sin parar durante un buen rato y cuando estaba a punto de rendirme, la vi en el aparcamiento, apoyada en su jeep, de brazos cruzados y sonriéndome. Me acerqué a ella y con mi mejor sonrisa la saludé.
- Hola, gracias por la copa. - fue lo primero que se me ocurrió decir.
- De nada, pensaba que no me seguirías, estaba a punto de marcharme. - esa voz me sonaba de algo.
- Perdona, es que...tardé un poco de tiempo en armarme de valor.
- (Ella sonrió) ¿No me recuerdas verdad? - preguntó.
- Reconozco tu voz, pero no logro acordarme de más... - casi me disculpé.
- Soy Sam, fuimos compañeras de clase en el instituto, hace mucho ya de eso, es normal que no te acuerdes.
De repente caí en la cuenta, ¡Sam! aquella chica tímida que casi siempre iba sola y con la que nunca había hablado...me sorprendió mucho que se hubiera convertido en aquella mujer guapa y atrevida, pero más me sorprendió otro detalle...
- Ya te recuerdo Sam, pero no sabía que tu...en fin...tu.... ¿entiendes?
- (Sam se rió, tenía una sonrisa preciosa...) ¿Recuerdas 4º curso? eras una de las chicas más populares y con fama de hacer lo que te daba la gana del instituto, pues aquel año me di cuenta de que sentía algo por ti, fueron pasando los años y llegue a aceptar que estaba enamorada. Al acabar el instituto te perdí la pista, me centré en mi carrera y no volví a saber de ti hasta esta noche.
- ¡Vaya! - yo estaba sorprendida, aquella chica que me miraba con esos ojos preciosos había estado enamorada de mi todo este tiempo y yo no había sabido nada. - ¿Por qué no me dijiste nada Sam?
- Nunca estuve segura de mis sentimientos ni de si tu llegarías a sentir algo por mi, supongo que no me armé de valor hasta hoy, al igual que tu has hecho esta noche al seguirme.
- Si te soy sincera, me alegro de que hoy te hayas armado de valor.
Ella sonrió y bajó la cabeza tímidamente, en ese momento yo me había olvidado de mi ex, de mis amigas y de que el mundo que nos rodeaba. Le levanté la cara, la miré a los ojos y la besé. Me devolvió el beso, y fue como si el destino nos hubiera puesto aquel día en aquel local a las dos.
Después de besarme me miró y me dijo que si quería que me llevara a alguna parte, le dije que me llevara donde me llevase, que fuera con ella; me sonrió de nuevo y yo me deshice por dentro. Después subimos a su coche y nos perdimos en la noche hacia algún lugar donde en mis pensamientos ya no hubiera más rayadas, sino que estarían ocupados por Sam.
E.
Fuimos a ese local tan guay de la ciudad en el que la mayoría de los que van buscan ligue o quieren pillar algo para esa noche, puede parecer algo desesperado, pero en ese momento lo estaba.
Hace un de días me encontré con mi ex, me contó que está de fábula con su nueva pareja, que estaba mejor que nunca y que era la mejor persona que había conocido nunca (a mi eso no dejó de sonarme a reproche).
No pretendía conocer a alguien para olvidarla ni para restregarle que yo también era capaz de seguir adelante, tan sólo buscaba a alguien con quien sentirme bien, aunque fuera por un rato, sé que sonaba mal dicho así, pero necesitaba hacer eso para demostrarme que yo también podía salir adelante.
Al entrar en el local, mis amigas y yo nos pedimos unas copas y empezamos a bailar y a hacer el tonto como siempre, estaba entretenida, pero yo me impacientaba cada vez más al ver que esa noche podría acabar como las de los últomos meses, sola en mi cama con mis pensamientos de una vida mejor con alguien.
Pasado un rato, un camarero se acercó a mi y me dio una copa, me dijo que era cortesía de la chica de la barra. Sorprendida, miré hacia donde me señaló el camarero y vi a la chica más guapa de todo el local.
- ¡Espera! ¿seguro que no es un error? - le dije al camarero.
- Para nada, tu eres Dylan ¿verdad? - dijo él.
- Sí, ¿me conoces? - pregunté.
- Yo no, pero esa chica parece que si. - contestó él.
Yo estaba más intrigada que nunca, miré hacia ella, levanté mi copa en señal de agradecimiento y bebí un sorbo. Dios...era preciosa, y yo estaba aquí pensando de qué me conocería mientras ella esperaba en la barra.
Al cabo de un rato observé cómo se alejaba de la barra para salir del local. Me sentí estúpida al no haberme acercado antes, así que acabé la copa y me dispuse a seguirla. Mis amigas estaban demasiado ebrias ya como para darse cuenta de algo, por lo que me largué sin decirles nada, ya les daría explicaciones, de momento no iba a permitir que aquella chica se escapase.
Notaba mi corazón latiendo con fuerza en el pecho, la busqué sin parar durante un buen rato y cuando estaba a punto de rendirme, la vi en el aparcamiento, apoyada en su jeep, de brazos cruzados y sonriéndome. Me acerqué a ella y con mi mejor sonrisa la saludé.
- Hola, gracias por la copa. - fue lo primero que se me ocurrió decir.
- De nada, pensaba que no me seguirías, estaba a punto de marcharme. - esa voz me sonaba de algo.
- Perdona, es que...tardé un poco de tiempo en armarme de valor.
- (Ella sonrió) ¿No me recuerdas verdad? - preguntó.
- Reconozco tu voz, pero no logro acordarme de más... - casi me disculpé.
- Soy Sam, fuimos compañeras de clase en el instituto, hace mucho ya de eso, es normal que no te acuerdes.
De repente caí en la cuenta, ¡Sam! aquella chica tímida que casi siempre iba sola y con la que nunca había hablado...me sorprendió mucho que se hubiera convertido en aquella mujer guapa y atrevida, pero más me sorprendió otro detalle...
- Ya te recuerdo Sam, pero no sabía que tu...en fin...tu.... ¿entiendes?
- (Sam se rió, tenía una sonrisa preciosa...) ¿Recuerdas 4º curso? eras una de las chicas más populares y con fama de hacer lo que te daba la gana del instituto, pues aquel año me di cuenta de que sentía algo por ti, fueron pasando los años y llegue a aceptar que estaba enamorada. Al acabar el instituto te perdí la pista, me centré en mi carrera y no volví a saber de ti hasta esta noche.
- ¡Vaya! - yo estaba sorprendida, aquella chica que me miraba con esos ojos preciosos había estado enamorada de mi todo este tiempo y yo no había sabido nada. - ¿Por qué no me dijiste nada Sam?
- Nunca estuve segura de mis sentimientos ni de si tu llegarías a sentir algo por mi, supongo que no me armé de valor hasta hoy, al igual que tu has hecho esta noche al seguirme.
- Si te soy sincera, me alegro de que hoy te hayas armado de valor.
Ella sonrió y bajó la cabeza tímidamente, en ese momento yo me había olvidado de mi ex, de mis amigas y de que el mundo que nos rodeaba. Le levanté la cara, la miré a los ojos y la besé. Me devolvió el beso, y fue como si el destino nos hubiera puesto aquel día en aquel local a las dos.
Después de besarme me miró y me dijo que si quería que me llevara a alguna parte, le dije que me llevara donde me llevase, que fuera con ella; me sonrió de nuevo y yo me deshice por dentro. Después subimos a su coche y nos perdimos en la noche hacia algún lugar donde en mis pensamientos ya no hubiera más rayadas, sino que estarían ocupados por Sam.
E.
domingo, 1 de mayo de 2011
Elisabeth
Quiero volver allí para volverte a ver,
quiero volver a escuchar lo que me dijiste
y quiero que me tatúes de nuevo en la piel
lo que me dibujaste bajo aquella luz.
Quiero volver a sentir esa sensación,
volver a ponerme nerviosa al sentir tu tacto en mi piel,
y quiero vivir de nuevo aquella noche
en la que sólo estabas tú.
Quiero preguntarte tu nombre,
y al no saber cómo, hacerme un lío,
y quiero sonreír con la tontería
de que sonrías al decir el mío.
Quiero darte mis consejos
y ser para ti la más sabia del universo
y quiero que se me erice la piel
mientras la tocas con tus dedos.
Quiero verte todos los días,
en el mismo sitio de siempre,
pero quiero atreverme a acercarme
y no esperar hasta el final para hablarte.
Quiero pensar que fue bonito
que me empezases a abrir los ojos
y que sintiese algo aquella noche
al ver que tú me mirabas de reojo.
Quiero recordar ese lapso,
para tener una sensación agradable
al rememorar ese algo
que sucedió en aquel instante.
Y quiero enjaular el tiempo,
para que deje de volar,
porque quiero volver a aquella noche,
bajo la luna llena y junto al mar.
E.
quiero volver a escuchar lo que me dijiste
y quiero que me tatúes de nuevo en la piel
lo que me dibujaste bajo aquella luz.
Quiero volver a sentir esa sensación,
volver a ponerme nerviosa al sentir tu tacto en mi piel,
y quiero vivir de nuevo aquella noche
en la que sólo estabas tú.
Quiero preguntarte tu nombre,
y al no saber cómo, hacerme un lío,
y quiero sonreír con la tontería
de que sonrías al decir el mío.
Quiero darte mis consejos
y ser para ti la más sabia del universo
y quiero que se me erice la piel
mientras la tocas con tus dedos.
Quiero verte todos los días,
en el mismo sitio de siempre,
pero quiero atreverme a acercarme
y no esperar hasta el final para hablarte.
Quiero pensar que fue bonito
que me empezases a abrir los ojos
y que sintiese algo aquella noche
al ver que tú me mirabas de reojo.
Quiero recordar ese lapso,
para tener una sensación agradable
al rememorar ese algo
que sucedió en aquel instante.
Y quiero enjaular el tiempo,
para que deje de volar,
porque quiero volver a aquella noche,
bajo la luna llena y junto al mar.
E.
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