domingo, 15 de mayo de 2011

Hope & Faith, lo último que debe perderse.

Aquella noche salí con unas amigas a tomar unas copas, había estado todo el día pensando en esa noche y las ganas que tenía de conocer a alguien con quien pasar un buen rato, quién sabe, tomar algo, hablar un poco, soltar unas risas y si la ocasión era propicia...¿Por qué no divertirnos un poco?

Fuimos a ese local tan guay de la ciudad en el que la mayoría de los que van buscan ligue o quieren pillar algo para esa noche, puede parecer algo desesperado, pero en ese momento lo estaba.

Hace un de días me encontré con mi ex, me contó que está de fábula con su nueva pareja, que estaba mejor que nunca y que era la mejor persona que había conocido nunca (a mi eso no dejó de sonarme a reproche).

No pretendía conocer a alguien para olvidarla ni para restregarle que yo también era capaz de seguir adelante, tan sólo buscaba a alguien con quien sentirme bien, aunque fuera por un rato, sé que sonaba mal dicho así, pero necesitaba hacer eso para demostrarme que yo también podía salir adelante.

Al entrar en el local, mis amigas y yo nos pedimos unas copas y empezamos a bailar y a hacer el tonto como siempre, estaba entretenida, pero yo me impacientaba cada vez más al ver que esa noche podría acabar como las de los últomos meses, sola en mi cama con mis pensamientos de una vida mejor con alguien.

Pasado un rato, un camarero se acercó a mi y me dio una copa, me dijo que era cortesía de la chica de la barra. Sorprendida, miré hacia donde me señaló el camarero y vi a la chica más guapa de todo el local.

- ¡Espera! ¿seguro que no es un error? - le dije al camarero.
- Para nada, tu eres Dylan ¿verdad? - dijo él.
- Sí, ¿me conoces? - pregunté.
- Yo no, pero esa chica parece que si. - contestó él.

Yo estaba más intrigada que nunca, miré hacia ella, levanté mi copa en señal de agradecimiento y bebí un sorbo. Dios...era preciosa, y yo estaba aquí pensando de qué me conocería mientras ella esperaba en la barra.

Al cabo de un rato observé cómo se alejaba de la barra para salir del local. Me sentí estúpida al no haberme acercado antes, así que acabé la copa y me dispuse a seguirla. Mis amigas estaban demasiado ebrias ya como para darse cuenta de algo, por lo que me largué sin decirles nada, ya les daría explicaciones, de momento no iba a permitir que aquella chica se escapase.

Notaba mi corazón latiendo con fuerza en el pecho, la busqué sin parar durante un buen rato y cuando estaba a punto de rendirme, la vi en el aparcamiento, apoyada en su jeep, de brazos cruzados y sonriéndome. Me acerqué a ella y con mi mejor sonrisa la saludé.

- Hola, gracias por la copa. - fue lo primero que se me ocurrió decir.
- De nada, pensaba que no me seguirías, estaba a punto de marcharme. - esa voz me sonaba de algo.
- Perdona, es que...tardé un poco de tiempo en armarme de valor.
- (Ella sonrió) ¿No me recuerdas verdad? - preguntó.
- Reconozco tu voz, pero no logro acordarme de más... - casi me disculpé.
- Soy Sam, fuimos compañeras de clase en el instituto, hace mucho ya de eso, es normal que no te acuerdes.

De repente caí en la cuenta, ¡Sam! aquella chica tímida que casi siempre iba sola y con la que nunca había hablado...me sorprendió mucho que se hubiera convertido en aquella mujer guapa y atrevida, pero más me sorprendió otro detalle...

- Ya te recuerdo Sam, pero no sabía que tu...en fin...tu.... ¿entiendes?
- (Sam se rió, tenía una sonrisa preciosa...) ¿Recuerdas 4º curso? eras una de las chicas más populares y con fama de hacer lo que te daba la gana del instituto, pues aquel año me di cuenta de que sentía algo por ti, fueron pasando los años y llegue a aceptar que estaba enamorada. Al acabar el instituto te perdí la pista, me centré en mi carrera y no volví a saber de ti hasta esta noche.
- ¡Vaya! - yo estaba sorprendida, aquella chica que me miraba con esos ojos preciosos había estado enamorada de mi todo este tiempo y yo no había sabido nada. - ¿Por qué no me dijiste nada Sam?
- Nunca estuve segura de mis sentimientos ni de si tu llegarías a sentir algo por mi, supongo que no me armé de valor hasta hoy, al igual que tu has hecho esta noche al seguirme.
- Si te soy sincera, me alegro de que hoy te hayas armado de valor.

Ella sonrió y bajó la cabeza tímidamente, en ese momento yo me había olvidado de mi ex, de mis amigas y de que el mundo que nos rodeaba. Le levanté la cara, la miré a los ojos y la besé. Me devolvió el beso, y fue como si el destino nos hubiera puesto aquel día en aquel local a las dos.

Después de besarme me miró y me dijo que si quería que me llevara a alguna parte, le dije que me llevara donde me llevase, que fuera con ella; me sonrió de nuevo y yo me deshice por dentro. Después subimos a su coche y nos perdimos en la noche hacia algún lugar donde en mis pensamientos ya no hubiera más rayadas, sino que estarían ocupados por Sam.

E.

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